Cuando era mucho más joven me sentaba frente a una hoja en blanco que en segundos quedaba repleta de letras enlazadas con sentido o sin él.
Hoy, tecnología de por medio, me siento frente a esta pantalla y no puedo completar media carilla...
Comprendo que ahí están... adormecidas.
Tanto para decir y ellas se refugian adentro de esta carcasa...
Pero comprendo que ahí están... anestesiadas...
Comienza el duro proceso de sacarlas del letargo...