“Puta”, le dijo y la tomó del brazo para llevarla al rincón
de un zaguán…
“Puta”, le dijo mientras le mordía su oreja hasta sangrar…
“Puta”, le dijo mientras metía su mano debajo de su pollera
del uniforme de la escuela
“Puta”, le dijo mientras le arrancaba su bombacha con
dibujos de kitty…
“Puta, puta, puta” le dijo mientras la embestía, una y otra
vez…
“Puta”, le dijo mientras se marchaba subiéndose la
cremallera…
Él llegó a su casa, lo esperaba su mujer con la cena y los
chicos haciendo los deberes en el living…
“Amor, deliciosa tu comida”, dijo él mientras, control en
mano, prendía el LCD…
“Cuánta violencia muestran estos noticieros, estos
periodistas no te ponen una buena noticia porque no vende, vos viste… son unos
carniceros de la realidad. No sirven para nada”, afirmó y puso cinecanal.
Su mujer asintió…
“Puta soy”, se dijo
ella mientras hilos de sangre recorrían sus piernas…
“Puta soy”, se dijo mientras bajaba su pollera…
“Puta soy”, se dijo mientras levantaba su bombacha hecha
pedazos…
“Puta soy”, se dijo mientras caminaba dolorida hasta su casa…
“Puta soy por subirme la pollera arriba de la rodilla”
“Puta soy por sacarme la corbata y desabrocharme la camisa”
Ella llegó a su casa, entró por el garaje, subió las
escaleras y se encerró en el baño.
Bajó a cenar.
La tele estaba prendida y todos en silencio miraban la
novela… “Qué puta esta mina, lo engaña al marido con el boxeador”, dijo su
madre.
Y el hermano mayor, de tan solo 17, acotó: “y eso que no
vemos noticias, ahí sí que se ven putas y gente de mierda”.
Y ella, con sus 15, tragó amargo.
Tan amargo que se le
amargó el alma…