Sombrío terreno. Demonios terribles que acorralan y cubren las salidas.
El juego comenzó y las piezas, una a una, van cayendo al abismo más profundo.
No tocan fondo, tampoco emergen.
Paredes teñidas de incertidumbre se convierten en morada transitoria.
Las fuerzas se acaban para dar batalla.
Los brazos se adormecen, las piernas se encallecen…
Deseo de calma. Deseo de aquietar el alma.
Lo que pasa con el alma es que no se ve.
ResponderEliminarPero se siente... y de qué manera...
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