domingo

Desencuentro...

Escondió su rostro bajo la solapa y disimuló la flor que llevaba en su mano izquierda. 
Analizó cada cosa practicada frente al espejo y creyó que era lo correcto para decir en aquel encuentro.

Recordó las veces que la había invitado a tomar algo. Los no. 
Repasó aquella invitación de ella. El sí. 

...

Caminó medio escondido, como un ladrón. 
La tarde dormía ya sin sol.

Cruzó la esquina.

Ya allí, frente a la puerta volvió a repetir todo aquello que debía decir, sintió correr por sus venas sangre caliente, llena de valentía.

Un minuto, solo un minuto fue suficiente. 

Miró a su alrededor, nadie lo observaba.

Repentinamente dejó caer la flor, miró la luz de aquella ventana por unos segundos y volvió sobre sus pasos, marchándose.

Ya en su hábitat natural, su habitación de dos por tres, se sintió un verdadero cobarde. 

Esa noche lloró como quizás nunca lo había hecho.

Nunca más intento volver y nunca supo que, aquella noche, ella lo había esperado como quizás nunca lo había hecho.

                                                       Desencuentros, que le llaman.


1 comentario:

  1. Que doloroso... la vida se vuelve así aveces ¿no? Ayer leí un cuento que tenía una esencia similar... doloroso, doloroso...

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